sábado, 15 de marzo de 2025

S.O.S ¡Se acaban los cuentos! (Escenas 4 a 6)

Escena 4

(Cuando están a punto de tocarse el uno al otro en actitud de pelea, se escucha una música estruendosa que los personajes de fantasía identifican con la malvada emperatriz cibernética. Acompañando la música, se oirá del fondo una gran carcajada que provocará terror en los personajes.)

PULGARCITO: (Con las piernas temblándoles) Eso... eso fue la emperatriz cibernética.

TODOS: ¿La emperatriz cibernética?

GATO: Corran todos... a esconderse.

(Todos corren en un juego coreográfico, buscando esconderse entre el público, hasta que aparece Caperucita Roja, del fondo del telón, riendo a carcajadas por la travesura cometida.)

Escena 5

CAPERUCITA: Ja, ja, ja. ¡Qué cobardes son todos! Se asustan solamente con una risa.

TODOS: ¿Caperucita Roja?

CAPERUCITA: Claro. ¿Quién pensaban que era? ¿Dora la Exploradora?

TODOS: No, claro que no.

ALICIA: Igual de traviesa, muy bien.

RICITOS: Me pareció muy divertido. Eso es.

GATO: Debí haberlo adivinado.

CAPERUCITA: No inventes, Gato con botas. Tú nunca adivinas nada.

GATO: Si me sigues tratando así, me convertiré en el personaje más incomprendido de toda la fantasía.

PULGARCITO: Ay, Gato. No exageres tanto.

RICITOS: Ay, pero qué cursi.

GATO: No soy cursi. Es así. Además, soy actualmente tan poco leído. Mis compañeros se empeñan en no dejarme cumplir con mis funciones de animador del reino de fantasía. Ni siquiera me soportan, y hasta me mandan a callar porque los aburro. No sé lo que voy a hacer. Ya nadie me quiere. Y seguramente desapareceré de entre los cuentos clásicos, y fantasía quizás aparezca ahora con mi liquidación. Soy un personaje fracasado. Miau... miau.

ALICIA: Gato, tampoco las cosas son para tanto.

CAPERUCITA: (Concentrada) Desaparecer... cuentos. Niños... ¡No!

RICITOS: Por fin este gato se ha dado cuenta de lo que es.

ALICIA: ¡Ricitos!

RICITOS: Ay, sí. Ya lo sé. Me controlaré, me controlaré.

PULGARCITO: Pero yo te quiero mucho, Gato. Y a mí siempre me ha gustado tu historia.

ALICIA Y RICITOS: ¿Ah?

CAPERUCITA: Es verdad.

ALICIA Y RICITOS: ¿Qué?

CAPERUCITA: Lo que dice el Gato con botas es verdad. Creo que estamos en peligro de desaparecer de la imaginación de los niños. Ya casi ni nos toman en cuenta los padres para leerles a sus hijos antes de dormir. Y los niños ni siquiera piensan ya en nosotros. Y cuando lo hacen y comienzan a leernos, se quejan y hasta dicen que nos encuentran aburridos.

TODOS: ¿Aburridos?

CAPERUCITA: Sí, aburridos. Aburridos porque no tenemos superpoderes, ni nos lanzamos rayos láser. Aburridos porque no nos matamos con puños y patadas de karate. Aburridos porque no estamos dentro de una pantalla electrónica disparándonos entre sí. Aburridos porque solo ofrecemos mensajes de amor, amistad y unión. Solo quieren ver violencia. Y no se dan cuenta de que, cada día que pasa, matan poco a poco la imaginación que hay dentro de ellos. Creo que si todo continúa así, fantasía se debilitará y quedaremos atrapados en los libros, solos y llenos de polvo para siempre.

RICITOS: Hay que avisar a fantasía cuanto antes para informarle de todo esto.

PULGARCITO: Sí, hay que hacerlo ya.

ALICIA: Entonces, vamos al palacio de la luz y hablaremos con ella.

CAPERUCITA: Pero ya, debemos darnos prisa. No nos queda mucho tiempo.

GATO: ¡Sí, vamos!

ALICIA: No. Ustedes dos se quedarán aquí. Serán más útiles informándonos de si pasa algo nuevo que acompañándonos.

CAPERUCITA: Esas son sabias palabras.

RICITOS: Cierto. Además, nosotras sabemos defendernos solas. No necesitamos personajes fracasados a nuestro lado. Eso sería hasta de mala suerte.

GATO: Mira, niñita, tus palabras ya me están...

ALICIA: (Entre los dos) Bueno, bueno. Ya basta. No hay tiempo para tonterías. Hay un gran peligro acechándonos. Y debemos estar sumamente alerta por si algo llega a ocurrir. ¿Habéis entendido?

LOS DOS: Pero...

ALICIA: Pregunté que si lo habéis entendido.

LOS DOS: Sí, mi capitana.

(Alicia, Ricitos y Caperucita les hacen muecas y salen de escena. El Gato y Pulgarcito las siguen con la mirada hasta que desaparecen. Cuando lo hacen, comienzan a gritar y brincar eufóricos.)

Escena 6

GATO: Bien. Ya nos libramos de las niñas malcriadas...

PULGARCITO: Y ahora nadie nos regañará.

GATO: Tampoco nos fastidiarán.

PULGARCITO: Y podremos jugar tranquilos.

LOS DOS: ¡Bien, viva, hurra!

PULGARCITO: Y ahora, a jugar al escondido. No, no, mejor a las adivinanzas.

GATO: No.

PULGARCITO: ¿No? ¿Y por qué no?

GATO: Ni al escondido, ni a las adivinanzas. Jugaremos a que yo soy el rey y tú eres mi soldado.

PULGARCITO: ¡¿Cómo?!

GATO: Como lo oyes. Así que podemos comenzar.

PULGARCITO: Pero yo no quiero jugar a los soldados. Eso no es justo. Voy a contárselo a Alicia.

GATO: Oye, oye. Espera, no te vayas. No pasa nada. Podemos jugar a otra cosa.

PULGARCITO: ¿De verdad, Gato?

GATO: Seguro. Segurísimo. Lo que tú quieras. ¿A qué quieres jugar?

PULGARCITO: Yo quiero jugar a...

GATO: ¿A qué?

PULGARCITO: A nada.

GATO: ¿A nada? ¿Cómo que a nada? No, eso no puede ser.

PULGARCITO: ¿Por qué no?

GATO: Porque en los diálogos de esta historia dice que tú tienes que jugar a algo.

PULGARCITO: ¿De verdad? Ay, ¡qué guay! ¿Y a qué dice que voy a jugar?

GATO: Pues no lo sé. Eso lo dices tú, no yo. Búscalo en tu guion.

PULGARCITO: Ah, claro. Tienes razón, Gato. Lo voy a buscar en mi libreto, a ver qué dice y luego jugamos. ¿Vale?

GATO: Vale.

PULGARCITO: ¿Te parece bien?

GATO: Me parece bien.

PULGARCITO: Entonces dámelo.

GATO: ¿El qué?

PULGARCITO: Mi guion.

GATO: Pero si no lo tengo yo. Lo deberías de tener tú.

PULGARCITO: Cierto, cierto. ¿Y dónde está?

GATO: No lo sé, Pulgarcito. Búscalo.

PULGARCITO: Es verdad. Tengo que buscarlo. ¿Pero por dónde debo buscarlo?

GATO: Tampoco lo sé. Por allí, o por allá. O pregunta, o llámalo.

PULGARCITO: Guion... Guion... ¿Dónde estás? (El Gato se ríe de Pulgarcito y cuando este se voltea, el Gato se pone serio.) ¿De qué te ríes, Gato?

GATO: ¿Yo? Si yo no me río.

PULGARCITO: Sí que te ríes. Te he escuchado.

GATO: Te lo estás imaginando. Anda, llama a tu guion, a ver si aparece.

PULGARCITO: Sí que aparece, sí. Ya lo verás. Guion... guion mío... ¿Dónde estás? ¡Yujuuuu!

(El Gato se ríe a carcajadas y Pulgarcito lo ve y sigue llamando su libreto. Alicia, en ese momento, lanza el libreto de Pulgarcito, que cae en medio de la escena. El Gato para de reír y abre la boca asombrado.)

GATO: ¡¿Cómo?!

PULGARCITO: ¡Mi guion, mi guion! ¿Lo ves, Gato? ¡Mi guion ha aparecido!

GATO: Eso es trampa. Seguro que se lo ha lanzado Ricitos.

PULGARCITO: Y ahora a leer qué juego es el que me tocaba jugar a mí en este momento. A ver, a ver... (Revisa en el guion) Aquí está. ¡Ya lo encontré!

GATO: ¿Ah, sí? ¿Y cuál es? ¿Cómo se llama el juego que vamos a jugar?

PULGARCITO: Vamos a jugar... a... las... ¡Adivinanzas!

GATO: ¡No!

PULGARCITO: ¡¿No?! ¿Y por qué no? Aquí en el guion lo dice.

GATO: Pero ese es un guion viejo. Y ahora ese juego no se juega. Ahora se juega otro juego que se llama la improvisación.

PULGARCITO: ¿La improvisación? No. La improvisación, no.

GATO: Sí, la improvisación, sí.

PULGARCITO: Pero en los cuentos no existe la improvisación. Si todo ya está escrito.

GATO: En los cuentos, puede que no exista, pero en esta historia, sí.

PULGARCITO: ¡Ah, sí! ¡Qué bien! ¡Viva! ¡Hurra! Pero, ¿y cómo se juega a la improvisación?

GATO: Tranquilo. Yo te lo enseño. Tú observa y verás.

(El Gato y Pulgarcito improvisan con el público un juego de palmadas y sonidos y, luego, con silencios. Al momento, brincan emocionados por la reacción del público. Y cuando van a retomar el diálogo, se escucha una voz desde dentro. Se trata de Angélica, quien se escucha como leyendo el cuento de Pulgarcito.)

Escrito por: Marco Román.

© 1998 S.O.S ¡Se acaban los cuentos!

miércoles, 26 de febrero de 2025

martes, 11 de febrero de 2025

S.O.S ¡Se acaban los cuentos! (Escenas 1 a 3)

(En el espacio escénico se observarán tres paneles o bastidores desarmados que los actores, como personajes misteriosos, se encargarán de colocar en su sitio, y por medio de los cuales entrarán y saldrán todos los personajes con carteles que los identifiquen: Mundo Real, Reino de Fantasía y Reino de la Cibernética; estos irán rotando cada vez que así lo requiera la escena a interpretar. Con el sonido de una música mística, saldrá del panel del centro una marioneta, manejada por dos actores y vestida como un trompetero. El trompetero llegará a unas escalinatas colocadas en el medio del escenario, se sentará y comenzará la música que posibilitará la entrada del Gato con Botas, Alicia, Ricitos de Oro y Pulgarcito, quienes darán inicio a la acción.)

Escena 1

GATO: En el Reino de Fantasía, se acaba de declarar.

(Todos brincan y gritan eufóricos.)

TODOS: ¡Bien!

GATO: Eh, oigan. Todavía no he terminado.

ALICIA: Está bien, señor gatuno. Nos callamos.

GATO: Muy bien. Recuerden que el que comienza el espectáculo soy yo.

(Todos se ríen del Gato con Botas.)

GATO: ¿Y ahora, qué pasa?

TODOS: Nada. Puede continuar.

GATO: ¿Será que puedo hacerlo? ¿Me dejan?

TODOS: (Aburridos) Sí.

GATO: En el Reino de Fantasía, se acaba de declarar, por orden de la gran reina, la tan esperada...

RICITOS: Ay, ya. Termina de una buena vez. Me desesperas.

GATO: No entiendo cómo te puedo desesperar, si todavía no me has dejado decir la introducción de la obra.

RICITOS: Es que no hace falta que la digas para que todos estemos desesperados.

PULGARCITO: Ay, pero yo no estoy desesperado.

RICITOS: ¡Calla, calla! Que es para que el gato se lo crea.

PULGARCITO: Ah... entiendo, entiendo.

ALICIA: Yo creo que estamos perdiendo el tiempo aquí detrás.

RICITOS: Pienso lo mismo que Alicia.

GATO: Pues si me dejaran trabajar, todo sería distinto y podríamos empezar.

PULGARCITO: Pero yo no escucho a nadie leyendo mi cuento.

RICITOS: Niño, no hace falta que lean tu cuento para que salgas a jugar.

PULGARCITO: ¿No?

ALICIA: Claro que no.

PULGARCITO: Ah, yo pensaba. Bueno, si es así... No perdamos tiempo. Vamos a jugar.

(Intenta ir hacia el público, pero todos los demás lo cogen inmediatamente.)

TODOS: ¡No; todavía no!

PULGARCITO: ¿Y entonces qué?

ALICIA: Es que no puedes salir hasta que el Gato con Botas dé la orden de jugar.

PULGARCITO: Ala. ¿Y por qué?

RICITOS: Porque así lo dispuso Fantasía.

PULGARCITO: ¿Y quién es Fantasía?

TODOS: ¿No sabes quién es Fantasía?

ALICIA: Niño, qué vergüenza contigo.

RICITOS: Se los dije. Tiene el cerebro muy pequeño.

GATO: ¡ALICIA! ¡RICITOS!

PULGARCITO: Qué tontos. Claro que lo sé.

TODOS: Ahhh.

GATO: Bien. Como el público espera impaciente, declaro libre, por orden de la reina Fantasía, la hora del juego. ¡A jugar!

Escena 2

(Suena la canción del cuento, y todos los personajes, incluyendo a Caperucita, que saldrá inesperadamente, bailarán y cantarán.)

Canción del cuento.

I

Somos personajes

De los cuentos clásicos

Que venimos a contar

Todas nuestras historias.

Solo tienes que cerrar

Primero tus ojitos

Y soñando crearás

Un cuento solo para ti.

II

Piensa que en

Todo en ti será feliz

Y verás lo fácil que es soñar.

Crea un mundo

De magia dentro de ti,

Sin problemas,

Y así cantarás y soñarás,

Y cantarás, y reirás,

Y bailarás

Y soñarás, soñarás y soñarás.

(Baile)

III

Yo seré Alicia y buscaré a mi conejo.

Yo seré Ricitos y solo quiero mis ositos.

Yo, el Gato con Botas,

Y el más pequeño, Pulgarcito, yo.

Solo tienes que agarrar

Un libro de cuentos ya

Y leer, y leer, y leer, y leer:

Lee, lee, lee, lee.

(Baile)

IV

No te preocupes, los cuentos empiezan ya,

Y Fantasía pronto a todos creará.

Tú solo tienes que leer

Y ellos a ti llegarán.

Todos los cuentos triunfarán.

Lee pronto,

Lee ya.

Escena 3

PULGARCITO: ¡Qué bien! ¡Qué bien! Ya estamos afuera, ya estamos afuera. Ahora a jugar.

RICITOS: ¡Shhttt! ¡Calla, niño!

PULGARCITO: ¿Qué pasa?

RICITOS: No debes hacer tanto ruido.

PULGARCITO: ¿Y por qué?

ALICIA: Porque acabamos de salir de la barrera mágica, y ahora nos encontramos más cerca de los límites entre la realidad y el Reino de Fantasía.

PULGARCITO: ¿Y qué quiere decir eso?

GATO: Miau. La barrera mágica.

RICITOS: Que podemos ser llamados en cualquier momento por un niño que esté ahora mismo leyendo el cuento de alguno de nosotros.

GATO: ¡A defender el Reino de Fantasía!

(Suena música de súper héroe; el Gato saca su espada y corre atolondrado.)

ALICIA: ¿Y qué le pasa al señor gatón?

RICITOS: Yo siempre he dicho que está loco de remate.

ALICIA: ¡Ricitos!

RICITOS: Vale, vale.

PULGARCITO: ¿Y si hacemos ruido no nos escucharán, ¿no es cierto?

RICITOS: Claro, tontín.

ALICIA: ¡Ricitos!

RICITOS: Ay, pero qué conflicto. Déjenme ser rizos.

ALICIA: (A Pulgarcito) Y tampoco nosotros podremos escucharles a ellos. Así que es mejor que dejes de preguntar y estés muy atento por si escuchas tu nombre.

GATO: (Entrando con un caballo de juguete en mano) ¡A la carga gatuna, miau, miau!

PULGARCITO: ¿Y debo estar tan atento como el Gato con Botas?

(Todos miran al Gato con Botas y ríen.)

GATO: Sí, sí. Está bien. Burlaros todo lo que queráis. Pero os aseguro que no hay mejor forma de buscar que la mía. Tengo garantía del equipo de investigadores del Real Madrid. Además, puedo olfatear sin mucha dificultad cuándo van a empezar a leer mi cuento. Y vosotros no poseéis esa propiedad. Ju...

ALICIA: Mírenlo, pero qué pretencioso.

RICITOS: Creo que eres un gato demasiado caprichoso que se cree héroe por haber vencido al gigante de un castillo.

GATO: Pues a mí me parece que tú eres una pecosa golosa que se come todo lo que encuentra a su paso.

RICITOS: (Al Gato.) A mí nadie me llama pecosa golosa.

GATO: (A Ricitos.) Y a mí nadie me dice gato caprichoso.

(Alicia y Pulgarcito intentan detenerlos, pero Ricitos y el Gato no hacen caso y comienzan a pelear.)

RICITOS: Te afeitaré los bigotes.

GATO: Y yo te alisaré todos los rizos.

ALICIA: ¡Ricitos de Oro! ¡Gato con Botas! ¡Ya dejen de pelear!

LOS DOS: ¡Cállate! ¡Y déjanos pelear tranquilos!

ALICIA: Vale, vale. No he dicho nada.

RICITOS: Gato mentiroso.

GATO: Niña envidiosa.

RICITOS: Come ratones.

ALICIA: Oigan...

RICITOS: ¡Gato caprichoso!

GATO: ¡Pecosa golosa!

RICITOS: ¡Perezoso!

GATO: ¡Envidiosa!

RICITOS: ¡Ay!

GATO: ¡Miau!


Escrito por: Marco Román.

© 1998 S.O.S ¡Se acaban los cuentos!

viernes, 17 de enero de 2025

CAM. 556: MADRID (VII)

 Capítulo 7

Stephan llegó rápidamente al aeropuerto. Llevaba una mochila con algunas pertenencias y no traía nada que no fuera necesario: Un par de prendas para cambiarse, dinero y su libreta.

Mientras esperaba su vuelo se acercó a una librería donde le había llamado la atención un libro titulado "Mitos y leyendas de Madrid". El destino era caprichoso y su llegada era necesaria... O eso quería creer él.

"Nada es casualidad, y desde que me encontré aquella página iba sumándose una tras otra. Si hubiese actuado como hasta entonces, nada hubiera sucedido y no me lo habría perdonado nunca".

Stephan se sentó a leer el libro mientras prestaba atención a la pantalla de aviso de llegadas y salidas, donde anunciaban que su vuelo se había retrasado. Stephan entró en cólera y no entendía la situación, así que corrió al servicio de información para preguntar.

-Perdona... Es que pone que el próximo vuelo hacia Madrid se ha retrasado y tengo prisa... ¿Sabes por qué ha sido?-

-Lo siento, no puedo decirle mucho. Sólo sabemos que hay complicaciones en ese destino.-

-¿Y por eso retrasan el mío? En fin...- Su enfado iba en aumento, pero no le impidió darle las gracias al personal del aeropuerto antes de marcharse, sintiéndose profundamente extrañado de todo aquello.

"Era raro. Quería salir de allí cuanto antes y llegar a Madrid. Me daba igual que pasase entre medias, incluso si el avión acabara estrellándose".

Al volver a su asiento y reanudar la lectura del libro, Stephan escuchó una voz que parecía dirigirse a él.

-Deberías tener más cuidado.-

Stephan, sorprendido, bajó su libro y empezó a buscar la procedencia de aquella misteriosa voz. Al girarse vio a Thoman, sentado y con las piernas cruzadas.

"Tenía sesenta años, aproximadamente, aunque no los aparentaba y tampoco los debía tener. Su pelo era blanco, igual que la barba. Ambos muy cuidados. Llevaba un traje marrón pálido. No me gustaba mucho como vestía porque era un señor mayor que, de no ser por el traje y su barba tan pronunciada alguien diría que tenía treinta y pocos. Debido a eso, irradiaba un aire de superioridad y de respeto que a poca gente le he visto. Supongo que era un truco".

-Ya lo sé. No sé qué me pasa...- Stephan agachó la cabeza en gesto de vergüenza e hizo una especie de reverencia accidental.

-Se nota que lo estás pasando mal...- Stephan le miraba de reojo mientras erguía su cabeza de nuevo.

-¿Sabes eso que dicen de que el tiempo todo lo cura? Pues dejarse llevar solamente no vale, hay que poner algo de nuestra parte.- El anciano caminó hasta sentarse junto a Stephan, apoyando su mano en el hombro del chico.-En caso contrario, la marea te llevará y no sabrás dónde irás a parar.-

"No pronuncié palabra, pero mi cara tuvo que ser un poema. Creo que estrujé el libro de tanto apretarlo. Thoman se quedó mirándolo un instante".

-Vas a Madrid, ¿no?-

-¿Eh? Sí, sí...-Stephan no sabía qué decir ni dónde meterse.

-Si no es indiscreción... ¿Por qué Madrid?-

"Me miraba fijamente como si quisiera que le devolviera la mirada para aguantarle un pulso. Toda esa situación me sacaba de mis casillas. Era muy surrealista".

-Motivos familiares.- Stephan trató inútilmente de esbozar la mentira, pero Thoman la pilló ipso facto.

-¡Oh! Vaya... Espero que no sea nada grave...-

"Desconozco si el anciano sabía algo más que yo mismo, pero tenía un aire tan extraño que no me dejaba pensar en condiciones".

-¿Y usted?- Le preguntó un veloz Stephan para cambiar el rumbo de la conversación.

-¡Llámame Thoman, muchacho!-

-Stephan... Me llamo Stephan.-

-Mucho gusto, Stephan.-

"Thoman se quedó en silencio un rato que se hizo eterno. Hasta que un gesto de mi mirada bastó para que contestase a mi pregunta".

-¡Sí, claro! Perdona, jeje... Yo voy a Madrid también.-

-¿Vuelve a casa o... ?-

-No, no... Para nada. Voy a reencontrarme con un viejo amigo. Aunque a decir verdad, hace muy poco que me encontré con él, pero todavía tenemos que ponernos al día. A mi edad nunca se sabe y está el tiempo muy loco.-

-Hombre, no digas esas cosas que luego se cumplen.-

-Y aunque no las digas, hijo... -

-Supongo que sí. Al final la realidad supera a la ficción.-

La charla se disipó en un extraño silencio que culminó con Stephan volviendo al libro. El interés de Thoman era espontáneo e intermitente y esperaba cualquier indicio para retomar el hilo de su ansiosa conversación.

-¿Sabes? Hay una historia de las que seguro salen en ese libro justo en Puerta del Sol, ¿sabes dónde está?-

-Sí, aunque nunca he estado en Madrid, pero sí que he visto algo.-

-El edificio principal, La Casa de Correos, que en su día no fue muy aclamada que digamos, pero bueno... El caso es que la leyenda dice que mientras se construía se les apareció el mismísimo Satanás a los obreros.-

"Me dije que esa historia es como las que cuentan las personas mayores. Leyendas que parecían salir de la nada pero que conseguían despertar el interés de uno. De esas en las que deseas saber más. El caso es que resultó tener bastante sentido lo que decía. Como si fuera una advertencia silenciosa, como si me conociera de algo y supiera cuáles iban a ser mis próximos pasos".

-Satanás les dijo que aquel sitio estaba maldito y que estaban construyendo en un mal lugar. La gente empezó a murmurar con miedo, ya sabes, y las cosas fuera de contexto eran como flechas envenenadas en bocas ajenas a esa construcción. Así que decidieron bendecir el sitio. Pero como siempre pasa, las palabras corren y cada cual cree en su propia realidad.-

-No creo mucho en esas cosas.- Dijo un Stephan curioso.

-Ya, bueno... Lo creas o no es interesante saber estas historias.- Thoman arrancó de las manos el libro a Stephan y comenzó a murmurar.-Convivimos diariamente con mitos y leyendas que años atrás se creían sobrenaturales. A pesar de todo, el ser humano sigue creyendo falsamente que tiene el control y saber absolutos.-

"Saber ciertas cosas cambian la perspectiva y significado de las palabras. No quiero pensar que Thoman hablaba con segundas, pero mi mente en esos casos no sabe reaccionar, así que pensar más de la cuenta en ello puede acabar siendo peor".

De repente, una voz aulló por la megafonía del aeropuerto.

-Sentimos comunicarles que el próximo vuelo con destino Madrid, será el último hasta nuevo aviso por causas meteorológicas. Lamentamos las molestias que esto les pueda ocasionar.-

Stephan comenzó a sentirse más intranquilo de lo que ya estaba.

-¿Te preocupa algo, muchacho?- Preguntó un atento Thoman.

-No... Es sólo que me gustaría llegar cuanto antes...-

-Bueno... Ya has oído que no habrá buen temporal cuando lleguemos.-

-No me preocupa eso, en realidad.-

-¡Oh! Mira, parece que ya podemos embarcar.-

"No sé qué estaba pensando. Creí que le iba a contar lo que estaba sucediendo pero fue como si el destino me advirtiera que no lo hiciese".

Escrito por: Daniel Álvaro Nogales.

© 2024 Cam. 556: Madrid.

jueves, 2 de enero de 2025

El árbol

                           Tu pelo frondoso como la copa de un árbol.

                          Tus ojos verdes como el césped, que se vuelven

                        ámbar cuando el sol se refleja en ellos. Eres fuerte

                         como el tronco de un árbol y difícilmente pueden

                           derribarte. Eres amigable, todos quieren de tu

                                              cobijo y de tu sombra.

                                              Pero eres tan buena

                                              que dejas que te talen,

                                              dañándote, aún sabiendo

                                             que ya no volverás a crecer

                                                  de la misma forma.

Escrito por: Lucía S.T.


© 2024 El árbol.