Escena 4
(Cuando están a punto de tocarse el uno al otro en actitud de pelea, se escucha una música estruendosa que los personajes de fantasía identifican con la malvada emperatriz cibernética. Acompañando la música, se oirá del fondo una gran carcajada que provocará terror en los personajes.)
PULGARCITO: (Con las piernas temblándoles) Eso... eso fue la emperatriz cibernética.
TODOS: ¿La emperatriz cibernética?
GATO: Corran todos... a esconderse.
(Todos corren en un juego coreográfico, buscando esconderse entre el público, hasta que aparece Caperucita Roja, del fondo del telón, riendo a carcajadas por la travesura cometida.)
Escena 5
CAPERUCITA: Ja, ja, ja. ¡Qué cobardes son todos! Se asustan solamente con una risa.
TODOS: ¿Caperucita Roja?
CAPERUCITA: Claro. ¿Quién pensaban que era? ¿Dora la Exploradora?
TODOS: No, claro que no.
ALICIA: Igual de traviesa, muy bien.
RICITOS: Me pareció muy divertido. Eso es.
GATO: Debí haberlo adivinado.
CAPERUCITA: No inventes, Gato con botas. Tú nunca adivinas nada.
GATO: Si me sigues tratando así, me convertiré en el personaje más incomprendido de toda la fantasía.
PULGARCITO: Ay, Gato. No exageres tanto.
RICITOS: Ay, pero qué cursi.
GATO: No soy cursi. Es así. Además, soy actualmente tan poco leído. Mis compañeros se empeñan en no dejarme cumplir con mis funciones de animador del reino de fantasía. Ni siquiera me soportan, y hasta me mandan a callar porque los aburro. No sé lo que voy a hacer. Ya nadie me quiere. Y seguramente desapareceré de entre los cuentos clásicos, y fantasía quizás aparezca ahora con mi liquidación. Soy un personaje fracasado. Miau... miau.
ALICIA: Gato, tampoco las cosas son para tanto.
CAPERUCITA: (Concentrada) Desaparecer... cuentos. Niños... ¡No!
RICITOS: Por fin este gato se ha dado cuenta de lo que es.
ALICIA: ¡Ricitos!
RICITOS: Ay, sí. Ya lo sé. Me controlaré, me controlaré.
PULGARCITO: Pero yo te quiero mucho, Gato. Y a mí siempre me ha gustado tu historia.
ALICIA Y RICITOS: ¿Ah?
CAPERUCITA: Es verdad.
ALICIA Y RICITOS: ¿Qué?
CAPERUCITA: Lo que dice el Gato con botas es verdad. Creo que estamos en peligro de desaparecer de la imaginación de los niños. Ya casi ni nos toman en cuenta los padres para leerles a sus hijos antes de dormir. Y los niños ni siquiera piensan ya en nosotros. Y cuando lo hacen y comienzan a leernos, se quejan y hasta dicen que nos encuentran aburridos.
TODOS: ¿Aburridos?
CAPERUCITA: Sí, aburridos. Aburridos porque no tenemos superpoderes, ni nos lanzamos rayos láser. Aburridos porque no nos matamos con puños y patadas de karate. Aburridos porque no estamos dentro de una pantalla electrónica disparándonos entre sí. Aburridos porque solo ofrecemos mensajes de amor, amistad y unión. Solo quieren ver violencia. Y no se dan cuenta de que, cada día que pasa, matan poco a poco la imaginación que hay dentro de ellos. Creo que si todo continúa así, fantasía se debilitará y quedaremos atrapados en los libros, solos y llenos de polvo para siempre.
RICITOS: Hay que avisar a fantasía cuanto antes para informarle de todo esto.
PULGARCITO: Sí, hay que hacerlo ya.
ALICIA: Entonces, vamos al palacio de la luz y hablaremos con ella.
CAPERUCITA: Pero ya, debemos darnos prisa. No nos queda mucho tiempo.
GATO: ¡Sí, vamos!
ALICIA: No. Ustedes dos se quedarán aquí. Serán más útiles informándonos de si pasa algo nuevo que acompañándonos.
CAPERUCITA: Esas son sabias palabras.
RICITOS: Cierto. Además, nosotras sabemos defendernos solas. No necesitamos personajes fracasados a nuestro lado. Eso sería hasta de mala suerte.
GATO: Mira, niñita, tus palabras ya me están...
ALICIA: (Entre los dos) Bueno, bueno. Ya basta. No hay tiempo para tonterías. Hay un gran peligro acechándonos. Y debemos estar sumamente alerta por si algo llega a ocurrir. ¿Habéis entendido?
LOS DOS: Pero...
ALICIA: Pregunté que si lo habéis entendido.
LOS DOS: Sí, mi capitana.
(Alicia, Ricitos y Caperucita les hacen muecas y salen de escena. El Gato y Pulgarcito las siguen con la mirada hasta que desaparecen. Cuando lo hacen, comienzan a gritar y brincar eufóricos.)
Escena 6
GATO: Bien. Ya nos libramos de las niñas malcriadas...
PULGARCITO: Y ahora nadie nos regañará.
GATO: Tampoco nos fastidiarán.
PULGARCITO: Y podremos jugar tranquilos.
LOS DOS: ¡Bien, viva, hurra!
PULGARCITO: Y ahora, a jugar al escondido. No, no, mejor a las adivinanzas.
GATO: No.
PULGARCITO: ¿No? ¿Y por qué no?
GATO: Ni al escondido, ni a las adivinanzas. Jugaremos a que yo soy el rey y tú eres mi soldado.
PULGARCITO: ¡¿Cómo?!
GATO: Como lo oyes. Así que podemos comenzar.
PULGARCITO: Pero yo no quiero jugar a los soldados. Eso no es justo. Voy a contárselo a Alicia.
GATO: Oye, oye. Espera, no te vayas. No pasa nada. Podemos jugar a otra cosa.
PULGARCITO: ¿De verdad, Gato?
GATO: Seguro. Segurísimo. Lo que tú quieras. ¿A qué quieres jugar?
PULGARCITO: Yo quiero jugar a...
GATO: ¿A qué?
PULGARCITO: A nada.
GATO: ¿A nada? ¿Cómo que a nada? No, eso no puede ser.
PULGARCITO: ¿Por qué no?
GATO: Porque en los diálogos de esta historia dice que tú tienes que jugar a algo.
PULGARCITO: ¿De verdad? Ay, ¡qué guay! ¿Y a qué dice que voy a jugar?
GATO: Pues no lo sé. Eso lo dices tú, no yo. Búscalo en tu guion.
PULGARCITO: Ah, claro. Tienes razón, Gato. Lo voy a buscar en mi libreto, a ver qué dice y luego jugamos. ¿Vale?
GATO: Vale.
PULGARCITO: ¿Te parece bien?
GATO: Me parece bien.
PULGARCITO: Entonces dámelo.
GATO: ¿El qué?
PULGARCITO: Mi guion.
GATO: Pero si no lo tengo yo. Lo deberías de tener tú.
PULGARCITO: Cierto, cierto. ¿Y dónde está?
GATO: No lo sé, Pulgarcito. Búscalo.
PULGARCITO: Es verdad. Tengo que buscarlo. ¿Pero por dónde debo buscarlo?
GATO: Tampoco lo sé. Por allí, o por allá. O pregunta, o llámalo.
PULGARCITO: Guion... Guion... ¿Dónde estás? (El Gato se ríe de Pulgarcito y cuando este se voltea, el Gato se pone serio.) ¿De qué te ríes, Gato?
GATO: ¿Yo? Si yo no me río.
PULGARCITO: Sí que te ríes. Te he escuchado.
GATO: Te lo estás imaginando. Anda, llama a tu guion, a ver si aparece.
PULGARCITO: Sí que aparece, sí. Ya lo verás. Guion... guion mío... ¿Dónde estás? ¡Yujuuuu!
(El Gato se ríe a carcajadas y Pulgarcito lo ve y sigue llamando su libreto. Alicia, en ese momento, lanza el libreto de Pulgarcito, que cae en medio de la escena. El Gato para de reír y abre la boca asombrado.)
GATO: ¡¿Cómo?!
PULGARCITO: ¡Mi guion, mi guion! ¿Lo ves, Gato? ¡Mi guion ha aparecido!
GATO: Eso es trampa. Seguro que se lo ha lanzado Ricitos.
PULGARCITO: Y ahora a leer qué juego es el que me tocaba jugar a mí en este momento. A ver, a ver... (Revisa en el guion) Aquí está. ¡Ya lo encontré!
GATO: ¿Ah, sí? ¿Y cuál es? ¿Cómo se llama el juego que vamos a jugar?
PULGARCITO: Vamos a jugar... a... las... ¡Adivinanzas!
GATO: ¡No!
PULGARCITO: ¡¿No?! ¿Y por qué no? Aquí en el guion lo dice.
GATO: Pero ese es un guion viejo. Y ahora ese juego no se juega. Ahora se juega otro juego que se llama la improvisación.
PULGARCITO: ¿La improvisación? No. La improvisación, no.
GATO: Sí, la improvisación, sí.
PULGARCITO: Pero en los cuentos no existe la improvisación. Si todo ya está escrito.
GATO: En los cuentos, puede que no exista, pero en esta historia, sí.
PULGARCITO: ¡Ah, sí! ¡Qué bien! ¡Viva! ¡Hurra! Pero, ¿y cómo se juega a la improvisación?
GATO: Tranquilo. Yo te lo enseño. Tú observa y verás.
(El Gato y Pulgarcito improvisan con el público un juego de palmadas y sonidos y, luego, con silencios. Al momento, brincan emocionados por la reacción del público. Y cuando van a retomar el diálogo, se escucha una voz desde dentro. Se trata de Angélica, quien se escucha como leyendo el cuento de Pulgarcito.)
© 1998 S.O.S ¡Se acaban los cuentos!