Y allí me encontraba,
En la aurora del mundo.
Encontraba placeres connaturales que en ese instante se exhibían. Miraba el amanecer con los ojos de alguien que pretende descubrir la esencia de la naturaleza como la confusa intuición de una verdad de antaño.
Inalcanzable. Era un albor inalcanzable. La vanidad de mi ser era la carcelera de mi prisión, y la grandeza del alba la llave de mi libertad.
Escrito por: Andrew Wooldstick.
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